
Mientras Mickey defendía la ilusión de vivir, Bugs y sus compañeros preferían la velocidad, la ferocidad y las transformaciones sorprendentes. Bugs Bunny era, y es, la estrella de la Warner. Lleno de los gags holliwoodenses, Bugs Bunny llegó a ser tan popular como Mickey y, al igual que otros personajes animados, ganó un Oscar y se adaptó a las tácticas de mercadeo de los años 90, a tal punto que protagonizó (entre comillas por supuesto), uno de los filmes más populares de la década: Space Jam, con la participación estelar del basquetbolista Michael Jordan.
La fórmula neurótica aún sigue vigente en las series de la Warner, con personajes similares y exitosos, reciclados de la imagen de Bugs, sin duda el conejo más famoso y neurótico que haya existido jamás. En fin, como él diría, “eso es todo, amigos”
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