En principio no existen posturas que dificulten o favorezcan la concepción. Para que ocurra la fecundación, los espermatozoides tienen que alcanzar las trompas de Falopio, un viaje que se completa sea cual sea la posición usada en el coito.
La sabiduría popular forjó el mito de que si se practica el sexo de pie, los espermatozoides lo tienen más difícil para alcanzar el óvulo, ya que deben vencer la fuerza de la gravedad. No hay estudios fiables que correlacionen esta hipótesis, aunque algunos antropólogos sugieren que el orgasmo femenino se "inventó" precisamente para que la mujer exhausta permaneciera tumbada y retuviera el semen.
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