
Al fin y al cabo, como explica Christou, es la primera vez que se consigue "incorporar de forma simultánea múltiples características nutricionales en plantas". Los autores implantaron embriones de maíz de entre 10 y 14 días con una serie de partículas de metal envueltas por cinco genes: dos genespara sintetizar el betacaroteno, un gen para el folato, uno para la vitamina C y un marcador genético. En comparación con el maíz blanco salvaje, el nuevo transgénico, de color anaranjado intenso, contenía seis veces más vitamina C y el doble de folatos. Además, los niveles de betacaroteno en el maíz modificado eran 169 veces la cantidad normal y cinco veces más elevados que el que se encuentra en el arroz transgénico enriquecido, denominado "arroz de oro".
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